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Fotografía: Mahqui Carrillo |
Claro que en el pasado, hablar de disciplina era tema central, y la disciplina se aplicaba de manera violenta, es decir, no había mucho espacio para el diálogo; si algo tenía que hacerse se hacía o había un castigo, que generalmente era físico. Hay quien tiene idea de que aquello sí era efectivo y que nadie creció traumado por haber recibido un golpe "a tiempo", la verdad es que es algo de lo que no estamos tan convencidos. La buena noticia es que se acabó el abuso físico, la mala noticia es que los papás que antes fueron "abusados" por sus padres, ahora son víctimas de los hijos. Ha quedado un hueco enorme en cuanto a la autoridad y les ha venido bien a muchos pero con terribles consecuencias.
Es preocupante que cualquier ser humano se sienta vacío, sin sentido y sin amor... lo es más preocupante aun si se trata de nuestros niños y jóvenes. Cuanto más se les facilita la vida, las personas han dejado de soportar, de negociar, de dialogar, de buscar soluciones... ahora es más cómodo buscar salidas en cualquier conflicto. Los niños y jóvenes no se están sintiendo amados. No es que falte amor, es que se les está dando de manera errónea ese amor. Y es muy lamentable que se estén acostumbrando a eso, a sentirse queridos en la medida en que se les brinden cosas y experiencias con valor monetario. Y que con tal de llevar la fiesta en paz, se les proporcionen medios para crear abismos, en lugar de buscar la forma de construir puentes.
No se puede ser indiferente ante hechos tan dolorosos como los del miércoles, cuando un muchachito lleva un arma a la escuela y dispara a la maestra, compañeros y a sí mismo. No se juzga la vida de nadie. Lo único que puedo pensar es en qué tan profundo era el vacío en la vida del jovencito, cuánto dolor acumulado habrá tenido... sólo él y Dios lo saben. Y es alarmante pensar en la cantidad de seres heridos que andan circulando por ahí, y que bajo una apariencia normal, son bombas de tiempo.
Si antes era triste ver ese tipo de noticias, un tanto ajenas a nosotros... no es nada agradable saber que ya no fue en otro país, en otra realidad; es en México, es en nuestra realidad. Lo rescatable es que a pesar del afán de amarillismo y morbo de algunos medios, la sociedad buscó estar por encima de eso y rechazó participar en un circo innecesario e irrespetuoso ante el sufrimiento de las familias afectadas.
En Dios todo es propósito, aun el dolor. Así que valga esta sacudida para voltear a ver a nuestras propias vidas y las de nuestros hijos; las de aquellos que nos rodean. Busquemos miradas, dejemos de ver a través de los demás, hagamos costumbre el ver a los ojos, a veces eso basta para sentir que existimos. Abracemos... y dejémonos abrazar. Por experiencia digo esto, yo soy de abrazar, me abalanzo sobre la gente... pero me cuesta mucho recibir un abrazo (ya sé, eso es muy raro, pero, así es Corazón). Digamos los te quiero y los te amo, esos no son para fechas especiales, son para personas especiales.
En fin, no vivamos en una casa, formemos un hogar.
Nos seguimos leyendo. Que tengas bonita vida... de Corazón.
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