lunes, 9 de enero de 2017

Corazón va iniciando el año

No estaba segura de cómo iniciar este año... ¿qué decirle al mundo desde Corazón?
Habiendo tanta preocupación por cómo sobrellevar la cuesta de enero, aún con todas las buenas intenciones, y las resoluciones elaboradas, casi siempre a las apuradas del primer día del año. 

Los que se sientan frente a un escritorio a "ver por los menos afortunados" resulta que nos creen tontos y con la mano en la cintura dejan caer una serie de aumentos de precios a cosas que, aunque no consumen los que menos tienen, finalmente pagan en el aumento a todo, y entonces sí les afecta... así que tal vez mi agradecida manera de ver mi inicio de año, por las bendiciones que me alcanzan esté un tanto fuera de lugar en estos días.
Gracias a Dios, no puedo dejar de tener esperanza en que la gente se sobrepone y que, al menos en la región en la que vivo, se mantiene aferrada a trabajar y a sacar adelante familia, sueños, proyectos...

Por otro lado, el año que se fue me dejó una espinita en el alma, y la dejó ahí alguien querido. Yo estoy tranquila porque si algo he logrado asimilar en el camino es que se vive desde lo que hemos aprendido y con aquello que nuestra razón y el amor que se nos ha profesado y hemos hecho nuestro nos permite. Así que lamento que el dolor de este alguien querido haya actuado por él... pero en mí no hay daño y aunque sé que nunca he sido  santa de su devoción... ojalá la vida nos permitiera algún día soltar lo que siempre nos separó. 

Ayer escuché unas palabras fuertes y conmovedoras de mi actriz favorita, Meryl Streep, y terminó su discurso citando a la también actriz, recién fallecida, Carrie Fisher, diciendo: "Toma tu corazón roto, ¡conviértelo en arte!". Esa también es mi propuesta para el año que  apenas comienza; vivir es un arte y por más roto que tengas el corazón hoy, la única manera de curarlo es convertirlo en arte, es convertirlo en vida... en vida y luz.

Voy por un año mejor, porque esa es la finalidad de la vida... que vayamos mostrándonos más seguros, más felices, más agradecidos, más dispuestos, más sabios... así lo que venga será aprendizaje y no anclas.  Vamos dejando nuestra oscuridad y dejémonos llenar de luz... porque esa luz nos habita y es nuestra tarea permitir que llegue a la vida de los demás, aun cuando estén ocupados rumiando sus penas y sinsabores.  Lo suave, lo dulce, lo tierno y lo blando, es capaz de vencer la dureza... todo es cuestión de paciencia y fe.

Estoy feliz porque desde Corazón he encontrado mi esencia y me he reconciliado conmigo, con lo que fui, con lo que jamás pude ser... y el Padre sigue siendo generoso con sus guiños... cuando alguien me hace saber que me aprecia, me quiere, que algo de mí le causa algo positivo... entonces caigo en la cuenta de que, aunque sea muy veladamente, se alcanza a ver en mí Su amor y Su luz... y eso es impagable y me compromete a ser mejor instrumento.

Gracias por seguir acompañándome, te deseo lo mejor en este año que ya arrancó y nadie detiene.

Nos seguimos leyendo. Te deseo bonita vida... de Corazón.

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