Cuando te escuchaba hablar con desesperanza, viendo pasar vida y tiempo sin que obtuvieras respuesta a tus ruegos, me sentía tan impotente por no poder ayudarte. Luego vi cómo hiciste todo lo humanamente posible, fuiste y viniste tras tu sueño de ser madre topándote con tantas negativas. Te acompañé cuando entre las manos se desvaneció la más cercana de las posibilidades. Ahora puedo decirte que llegué a sentirme un tanto culpable por tener aquello que tanto deseabas: hijos.
Querida amiga... esperé con tu espera (http://decorazonbonito.blogspot.mx/2016/10/espero-con-tu-espera.html) y finalmente tu paciente impaciencia se vio coronada. No tienes idea de cómo está mi corazón por haberte abrazado estos días, por haberte visto radiante, por escuchar cómo cuatro hermosas vocecitas te llamaban mamá... Te vi realizada y profundamente agradecida con Dios. Qué dicha que me compartieras un pedacito de tu felicidad... Así como dice tu pequeño que él nació de tu corazón... ahora están instalados en el mío.
Vuelvo a decirlo: en Dios todo es propósito y sus tiempos son perfectos. Hay partos rápidos, hay partos sin tanto dolor; otros son un padecer... después está el tuyo, que fue eterno, que fue sumamente doloroso porque lo que dolía era el alma, porque lo que se desgarraba era el corazón, porque lo que de pronto se perdía era la esperanza... pero sé que tú mantuviste la fe y por ella es que no te ha nacido uno, sino cuatro bellos hijos, que al verlos junto a ti y al valiente marido tuyo, no cabe duda de que Dios los diseñó para depositarlos en sus amorosos brazos. Forman una familia hermosa.
Te dedico esta entrega, amiga querida, hermana del alma. Esperé con tu espera y me alegro con tu alegría... Gracias por ser parte de este maravilloso fin de semana en el que Dios me bendijo acercándome a personas muy queridas para poderlas ver, abrazar y disfrutar...
Nos seguimos leyendo. Que tengas bonita vida... de Corazón.
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