martes, 28 de febrero de 2017

En los días difíciles... Tú me salvas

Hola de nuevo... aquí Corazón reportándose.

No me ha sido fácil tener el espacio (aunque tenga el tiempo) para sentarme a ordenar mis pensamientos y todas las cosas que han pasado últimamente, no a mí... sino a mi alrededor.

Han pasado cosas tristes, de esas a las que nadie quiere enfrentarse.  Personas que estimo, sufrieron la pérdida de sus madres... otros acompañan el sufrimiento de seres queridos muy enfermos... o ellos mismos llevan a cuesta una enfermedad que les representa dolor y desgaste... hay incluso quien no sabe dónde está un miembro de su familia.  Desde luego, está quien libra luchas cotidianas porque los gastos siempre superan los ingresos, más aún si el trabajo escasea.  Bueno... hay tantos y tantos motivos para sentirse abatido.  He tratado de ponerme en los zapatos del otro y la verdad, es que pocas son las situaciones difíciles en las que me puedo imaginar cómo la pasan... en otras, definitivamente, no sabría cómo reaccionar.  Debe haber alguien en quien descansar todo el peso que llevan a cuestas... alguien que le de sentido al sufrimiento... y ese alguien solo puede ser Dios.

Dios, su amor, su ternura y su misericordia son todo lo que puede sostener a quien atraviesa la tempestad.  Las cosas no se arreglarán mágicamente... aunque para Él no hay imposibles.  Pero creo que su mayor obra es que el amor haga lo suyo.  Aunque haya silencio, de ese que ensordece... seguramente habrá un abrazo, de esos que acomodan el alma... Aunque no alcances a ver la luz, porque todo es oscuridad... seguramente habrá una mano tendida para ti, que te levante y te guíe.  En esos pequeños detalles Dios se hace presente... en esas personas que están ahí para ti, Dios te abraza y te tiende la mano.

Realmente quisiera poder hacer algo para remediar las situaciones difíciles... la verdad es que a veces no puedo ni con las mías.  Entonces, confiada en Su palabra y sabiendo que Él siempre estará, elevo una plegaria por ti y por mí... para que en todo momento nos sepamos amados y acompañados; para que aumente nuestra Fe y prevalezca la Esperanza de que el Amor es más fuerte que cualquier prueba.

Hoy te abrazo fuerte y tiendo mi mano... 

Con esta canción de Álvaro Fraile, siempre me siento acompañada... te la comparto.


Nos seguimos leyendo.  Que tengas bonita vida... de Corazón.

miércoles, 15 de febrero de 2017

Los amigos, reflejo del amor de Dios

Qué bendición contar con amigos...

A lo largo de la vida, nos vamos relacionando con personas que resultan afines a nosotros, aunque las personalidades sean muy distintas. Puede ser que compartamos la misma visión de la vida, que nos llenen las mismas cosas, que disfrutemos -o no- lugares, momentos... En el fondo, lo que nos mantiene cerca es que en ese otro ser nos reflejamos en nuestra mejor versión.  Para el resto del mundo, incluso para la familia, podremos estar llenos de defectos y ser, hasta cierto grado, desagradables e intolerables. Pero para alguien que coniciéndonos tal cual somos y, aún con lo que proyectamos al mundo, permanece... puedo asegurar que somos una de las mejores cosas en su vida; y ellos lo son para nosotros.

Hubo un tiempo en que me relacionaba con la gente amarrando en corazón, creyendo que así me protegía de ser lastimada... analizaba, pensaba y repensaba para darle entrada a alguien a mi fortaleza... y, quizá estuve ahí para escuchar y acompañar, pero no me confié, iba con mis cosas y mis propias fuerzas porque, aunque consieraba a mis amigos dignos de confianza, era en mí misma en quien no confiaba, yo era mi peor juez y no me sabía capaz de experimentar el cariño incondicional. No se lo recomiendo a nadie.

Definitivamente, en los momentos más difíciles de mi vida, alguien llegó y me demostró que podía llorar en su hombro y  descansar el alma en un abrazo... desde luego hablar, hablar y hablar para ser escuchada sin reproches ni recriminaciones... experimentar eso fue algo maravilloso, ahora sé que Dios estuvo ahí... y me regaló esa sensación a través de mis amigos.

Es bendición, al menos en el caso de Corazón, poder bajar la guardia, sentirme vulnerable, abrir el alma y saberme libre de expresar lo que pienso y siento... confiarme en el otro, segura de que no corro riesgo de ser juzgada y, más bien gano la invaluable escucha y el cálido acompañamiento de otro ser humano que, a su vez, deposita en mí su propia vulnerabilidad... Ahí, creo yo, el amor de Dios se manifiesta en todo su esplendor... Los amigos son el reflejo de Dios en nuestras vidas; su compañía es la promesa de Dios de permanecer siempre a nuestro lado.  Una vez más gracias a mis amigos por estar y permanecer...

Ojalá que tengas la dicha de contar con amigos y, ser tú, un amigo para alguien.

Nos seguimos leyendo.  Que tengas bonita vida... de Corazón.

martes, 7 de febrero de 2017

Ahora te llaman mamá

Muchas veces deseé verte así de radiante.  

Cuando te escuchaba hablar con desesperanza, viendo pasar vida y tiempo sin que obtuvieras respuesta a tus ruegos, me sentía tan impotente por no poder ayudarte. Luego vi cómo hiciste todo lo humanamente posible, fuiste y viniste tras tu sueño de ser madre topándote con tantas negativas. Te acompañé cuando entre las manos se desvaneció la más cercana de las posibilidades.  Ahora puedo decirte que llegué a sentirme un tanto culpable por tener aquello que tanto deseabas:  hijos.

Querida amiga... esperé con tu espera (http://decorazonbonito.blogspot.mx/2016/10/espero-con-tu-espera.html) y finalmente tu paciente impaciencia se vio coronada.  No tienes idea de cómo está mi corazón por haberte abrazado estos días, por haberte visto radiante, por escuchar cómo cuatro hermosas vocecitas te llamaban mamá... Te vi realizada y profundamente agradecida con Dios.  Qué dicha que me compartieras un pedacito de tu felicidad... Así como dice tu pequeño que él nació de tu corazón... ahora están instalados en el mío.

Vuelvo a decirlo:  en Dios todo es propósito y sus tiempos son perfectos.  Hay partos rápidos, hay partos sin tanto dolor; otros son un padecer... después está el tuyo, que fue eterno, que fue sumamente doloroso porque lo que dolía era el alma, porque lo que se desgarraba era el corazón, porque lo que de pronto se perdía era la esperanza... pero sé que tú mantuviste la fe y por ella es que no te ha nacido uno, sino cuatro bellos hijos, que al verlos junto a ti y al valiente marido tuyo, no cabe duda de que Dios los diseñó para depositarlos en sus amorosos brazos.  Forman una familia hermosa.

Te dedico esta entrega, amiga querida, hermana del alma.  Esperé con tu espera y me alegro con tu alegría... Gracias por ser parte de este maravilloso fin de semana en el que Dios me bendijo acercándome a personas muy queridas para poderlas ver, abrazar y disfrutar... 

Nos seguimos leyendo.  Que tengas bonita vida... de Corazón.