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Fotografía: Mahqui Carrillo |
De pronto, escuchando a Abel Pintos, empecé a sentirme, tan llena, tan rebalsada... sus letras son hermosas y se juntaron con muchos regalos de Dios: la vida, para empezar, y poderla compartir con los que amo. Estar cerca, al menos en espíritu, de gente hermosa que se alegra con la alegría de otros. Saber que el Padre escucha y atiende los anhelos del corazón de mis amigos. Saber que hay un lugarcito para mí en la vida de gente tan noble y linda, que me dedica un pensamiento y, más aún, su cariño.
Cómo no sentirse bendecida y emocionada hasta las lágrimas de poder hacer lo que me gusta hacer y que haya gente que lo aprecie y me lo haga saber... Cómo no sentir el alma llenita recordando palabras bellas, abrazos sentidos, besos inconmovibles, canciones ancladas a la memoria, momentos eternos, sonrisas plácidas y llenas de luz. ¡Cuánto amor! Gracias, Padre... porque todo lo que siento hoy es para bien porque viene de ti y a ti te lo ofrezco.
Qué grata sensación cuando la emoción inunda y busca salir y los ojos se ven colmados y no pueden sino soltar caudales de nostalgia, de alegría, de paz... y después queda esa sensación de calma.
Hoy Corazón está llorando... pero no, definitivamente no estoy triste...
De Corazón.
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