martes, 27 de diciembre de 2016

Perdón, aun hay algo que dar.

Una de las palabras más difíciles de pronunciar en cualquier idioma es:  perdón.  Claro que no es en sí por la palabra misma, sino por todo lo que implica pronunciarla desde lo más profundo de nosotros.  Decir perdón, implica que evaluaste una situación y concluiste que hubo una consecuencia no agradable para el otro, quizá un daño o una ofensa y como es importante para ti, le dices con una palabra que, por encima de tu orgullo, está el aprecio, cariño o amor que sientes; así que por tener paz en ti y, con la esperanza de que haya paz en el otro, pides perdón.  Sobre todo, pides perdón cuando estás dispuesto a hacer algo para remediar la situación que causa el conflicto, de otra manera es sólo una palabra echada al viento.


Hoy Corazón quiere pedir perdón.  Hay personas realmente importantes en mi vida a quienes no he sabido valorar lo suficiente o que aún consciente de su importancia en mi vida, no les he hecho saber lo mucho que significan para mí.


Perdón, Don Corazón... a pesar de amarte tanto, hay cosas con las que te sigues topando 20 años después:  mi pereza, mi comodidad, mi inseguridad, mi desidia, mi egoísmo, por citar algunos defectos que no han hecho tan fácil el vivir conmigo.

Perdón, Pollitos... con todo el amor que me inspiran, he ido aprendiendo a ser mamá al tiempo que crecen ustedes y quizá no he tomado las mejores decisiones en el camino.  Para exigirles algo, debo ser aquello que pido y hay cosas que definitivamente no pueden ser sin que yo sea su ejemplo. 

Perdón papás... amarlos sin emitir juicio me ha sido difícil y de ahí las diferencias y las distancias.

Perdón hermanos... verlos crecer tan cómplices y tan complementados me hizo verlos desde lejos y no he sabido crear un puente sobre el abismo que yo cavé.

Perdón amigos... porque estoy segura de que no estuve para ustedes en algún momento crucial de sus vidas y tiempo después supe de su enfermedad o sus problemas, cuando ya no podía tenderles una mano o brindarles mi apoyo.

Perdón Padre bueno... porque todo lo anterior ha sido consecuencia de que no he sabido amar como tú me has amado, como tú me has enseñado.  Soy apenas un esbozo desdibujado de todo lo que tú eres... pero aún así, un instrumento defectuoso que en tus manos ha logrado llegar con amor a algunos corazones  y eso me da esperanza de que no soy caso perdido y si tú crees en mí... eso me basta.

Esta es apenas una parte de los perdones que debo... y quizá no encuentre respuesta positiva, pero quería que supieran que a pesar de que pueda parecer que voy por la vida con la vida perfecta, la verdad es que no; libro mis propias batallas internas y me encuentro poco merecedora de la gracia y bendiciones que el Padre bueno derrama sobre mí, por eso las valoro tanto, por eso no puedo hacer más que agradecer a cada momento mi vida y la de mis personas.

La vida es un milagro y no vale la pena desperdiciarla siendo infelices, Corazón aún tiene mucho por dar.  Hoy más que nunca digo gracias por todo... gracias por tanto.  


Nos seguimos leyendo.  Que tengas bonita vida... de Corazón.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario