domingo, 18 de diciembre de 2016

Reservarnos, ¿para qué?

Diciembre está en pleno. Dentro del caos que existe por las cosas superficiales y otras necesarias, los corazones se van sintiendo más cálidos y dispuestos a dar y recibir; a demostrar abiertamente, al menos por un cierto tiempo, amor y cariño a la gente que nos significa algo importante en la vida.

A veces dejamos pasar oportunidades en el transcurso del año para hacer sentir al otro lo mucho que su existencia nos llena.  Estamos acostumbrados a dar chispazos de amor en los cumpleaños, Día del Amor, Navidad, Año Nuevo, el Día de la Madre, del Padre, del Niño, etc.  Damos a nuestra libertad de expresar amor y agradecimiento tiempo y momentos limitados y pasamos el resto de la vida dando por sentado que los otros saben lo que sentimos por ellos.

No se trata de traer siempre una rosa en la mano, ni de hacer festivales a diario.  Es, más bien, apreciar al otro y hacerlo sentir apreciado.  Una palabra linda, un abrazo cálido, un hacer para el otro, en fin, entregarnos en muestras de cariño constantes, de manera que en nuestro corazón sigamos generando amor y logremos avivar el amor en el corazón del otro.

Cuántas relaciones perdidas por una vida llena de egoísmo y carente de entrega.  ¿Y después? ¿A quién se le entregan los besos guardados?, ¿dónde se cuelgan los abrazos a medias?, ¿a quién diriges las palabras dulces si ya no hay oídos dispuestos?  Vamos reservándonos para un momento que quizá no llegue.  A veces pasa que nos acordamos de alguien con cariño y habiendo ahora tantos medios para comunicarnos, somos incapaces de acortar la distancia o la desidia. Nos protegemos cual objetos finos y delicados tras vitrinas que nos impiden sentir al otro y, más aún, que el otro sienta lo que guardamos.  

Por lo pronto, Corazón ya no escatima.  Voy dejando te quieros  y abrazos a mi paso cada vez más sentidos.  De qué me servirían encerrados en mí...  He visto miradas iluminadas tras pronunciar palabras de vida y he percibido cómo aferrados a un abrazo los corazones se entibian y eso es un don del Padre bueno, que ha tenido a bien concederme.

Espero que tú también te estés disponiendo, que aproveches estos días para salir de tu vitrina y perder el miedo a ser y sentir.  

Nos seguimos leyendo.  Que tengas bonita vida... de Corazón.


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