viernes, 22 de septiembre de 2017

Gracias, Rafael

Dicen que para romper el silencio debe haber algo bueno que decir... y creo que hoy lo tengo.  

La mañana de hoy la pasé practicando la paciencia.  Me darán la razón cuando les cuente que tuve que esperar por una consulta médica en un hospital público por casi cuatro horas para que mi hija fuera atendida... Gracias a Dios va en franca recuperación de una cirugía que le realizaron y que, con algunos sustos sorteados, todo está bien y eso coronó la espera. Debo confesar que pasé algunas noches angustiada, otros días muy preocupada y claro, con el dolor de ver sufrir a mi hija. Pero hoy, estando ahí las dos... confirmé que todo ha sido una vivencia que nos unió en complicidad, algo que seguramente necesitábamos las dos y que esta mañana disfrutamos -en realidad, creo que lo disfruté más yo... una adolescente, difícilmente lo aceptará-. Me di cuenta de que estar ahí con ella fue un gran regalo.    Pero hoy, Dios me regaló algo más... me regaló paz.   

Entre los que aguardamos en una sala de espera de cualquier clínica u hospital, siempre existe una especie de empatía.  Sabemos que las citas médicas son difíciles porque implican paciencia y esta se pone aprueba con el trato de las personas que dan las citas, las fechas en que programan, los traslados, las frustraciones, el dolor del enfermo, y un largo etcétera.  Pues bien, aunque no soy mucho de hablar con extraños, he de reconocer que en una sala de espera me gusta regalar una sonrisa o saludar; responder, lo más amablemente que pueda, si alguien pregunta algo y, de vez en cuando, entablar un diálogo porque sé que a veces la gente necesita sentirse escuchada. Durante la espera intercambié algunas palabras con una señora que llevaba una bolsa de plástico llena de sobres de radiografías y estudios... iba al mismo consultorio y su turno era después del nuestro.  Me comentó que la cita era para su hijo, que era discapacitado y lo traería cerca de la hora de la consulta porque sufría de mucho dolor debido a una lesión en la columna... y bueno... ya no hablamos más.  Salí a comprar una botella de agua y se me pegó otra... je, je. Cuando regresé le ofrecí una botella de agua a la señora y la otra la consumimos mi hija y yo. 

Un rato después, la señora me dijo que iba por su hijo y se retiró.  Transcurrida una media hora regresó con él; un chico de 24 años anclado a una silla de ruedas. Rafael, se llama. Ella lo acomoda cerca de mí, le da una botella de agua -esa que se me pegó en la tienda y que yo pensé para ella- y de la nada él empieza a hablarme.  Me doy cuenta de que está narcotizado. El dolor de Rafael es tan fuerte que tienen que aplicarle morfina.  Tras su adormecida apariencia, me deja ver una desbordada alegría. Preguntó mi nombre y el de mi hija... Nos dijo el suyo. Me comparte que por fin encontró un médico que le da esperanza para acabar con el dolor crónico en su pierna y volver a caminar... Me muestra su rodilla y pantorrilla izquierda -extremadamente delgada-  señalándome qué área le duele. Da gracias a Dios porque este médico le dice que él lo operará y que dejará de sentir ese dolor que lo ha acompañado por cuatro largos años y que ahora siente como que volaron.  Me cuenta que en el segundo año estuvo a punto de quitarse la vida desesperado por el sufrimiento y que no lo hizo al recordar que al recibir tres tiros de bala no se dio por vencido; luchó por su vida  y Dios Padre le concedió seguir en este mundo.  Se levanta la playera (remera) negra y me muestra sus cicatrices en el abdomen... dos de bala -el otro tiro fue en su pierna- y una grande, que supongo es de la operación que le realizaron.  Rafael me narró lo que le pasó... y de eso solo quiero comentar que me da tristeza cómo la vida ha perdido tanto su valor y con qué frialdad se puede accionar un arma para acabar con ella... definitivamente estamos solo bajo el amparo y cuidado de Dios.  Únicamente acerté a decir, -"¡Eres un milagro, criatura!"- .

Lo veo dar unos sorbos al agua y pienso que este momento ya estaba destinado a ser y siento el alma llenita.   Con entusiasmo sigue diciéndome cuánto le emociona que el martes lo van a operar. Él ya se ve sin dolor y caminando.  Está tan motivado por ir un día a ver a su hijo -no vive con él- no en muletas, ni con bastón, ni con andador, sino caminando por sí mismo. Todo esto y más me lo platica entre fuertes punzadas de dolor... de las cuales me percato porque se encorva y aprieta con fuerza su extremidad, que mantiene doblada sobre la silla. En ningún momento se queja.  Me sorprendió que durante la charla me llamó por mi nombre.  Hacía mucho tiempo que no escuchaba mi nombre completo... eso me emocionó. También me dio gusto que animara a mi hija... que, en su condición, le dijera que "el tiempo pasa volando".   Llegó nuestro turno y, antes de retirarnos, me permití estrechar su mano para despedirme.  Me hubiera gustado decirle más cosas pero teníamos que entrar ya al consultorio.  "¿Después sigo yo?", preguntó... "Sí, Rafael, sigues tú...", respondí sonriendo.

Toda esta mañana ha sido un regalo envuelto en delicadas muestras de la presencia del Padre Bueno. Las puso todas en el lugar exacto en el momento preciso... y estoy sumamente agradecida por todo, por tanto... Te lo comparto porque el encuentro me dejó mucha paz... Así actúa Él.  Te coincide con personas que te muestran que tu peor situación no es la peor... y que se puede mantener un espíritu libre a pesar de que en apariencia estés atado a algo...  Gracias, Rafael y que Rafael Arcángel te asista en tu próxima operación y Dios Padre te conceda lo que anhela tu corazón.

Nos seguimos leyendo... Que tengas bonita vida... de Corazón.


miércoles, 21 de junio de 2017

Los cambios son para bien, Corazón

La vida da tantas vueltas, que cuando menos acordamos no somos más los que fuimos.  A veces nos parecemos en la esencia, pero en muchas otras cosas hemos cambiado... y todo cambio es siempre para bien.  Sí, ya sé que eso suena demasiado optimista.  ¿Dónde quedan esos cambios que se dieron en crisis, en momentos dolorosos, en dificultades? Al final, quedan en un presente mejor.  Nos forjan, nos entregan una versión mejorada de lo que fuimos.  Esas experiencias en apariencia malas, esos sinsabores, esas sensaciones de que el alma se parte en dos o en mil o en oncemil pedazos... sacan a flote la fortaleza que duerme plácidamente en los brazos del "todo va bien".

Lo malo -si es que se puede considerar así- es que ese mejor estado, no se ve sino a la distancia... Como cuando un artista que está inmerso en su obra tiene que dar pasos hacia atrás para visualizarla en su totalidad y con un suspiro de satifacción aprueba lo que ha plasmado... o, siendo muy exigente consigo mismo, fija su mirada en todo aquello que le parece fuera de lugar, o que no refleja lo que él esperaba plasmar.  Así, también nosotros, a la distancia logramos ver mejor y evaluamos nuestros cambios... Quizá hace un año estabas en una situación cómoda y ahora la vida te sacude un poco o, visceversa, antes todo era incertidumbre y ahora surgen momentos de paz. Cualquiera que sea el caso... no eres el mismo, y jamás lo serás.

Por algún tiempo, dejé de hacer esas revisiones... por algún tiempo me quedé atorada, pensando que lo que yo había hecho o como había sido sería y me mantendría así por siempre... que no tenía remedio.  Caso perdido. Y, entonces, hubo una luz otra vez.  Me tocaba salir a decirle a alguien que todo iría bien. Que confiar, que amar, que perdonar(se) era la mejor forma de afrontar una nueva situación... Cosas que no había experimentado en mí... pero que ahora eran opción, no solo para ese alguien, sino para esta nueva yo que estaba a punto de surgir de entre los escombros.

Los encuentros siempre están destinados a ser y ese bendecido encuentro en medio del caos así lo fue.  No sé si aun sea tiempo de evaluar, pero algunos cambios a mejor se han dado en ambos casos. El paso lento pero firme ha sido nuestro mejor aliado.  Todo cambio es para bien. Así, aunque suene demasiado optimista... Nunca seremos los que fuimos, eso lo sé  hoy más que nunca, y eso está bien. 


Esta canción es muy, muy especial... y, si hay otras vidas... seguramente algo tenía pendiente para corresponder a tanto cariño.  Te comparto, Otras vidas, de Carlos Rivera... Disfrútala.


Nos seguimos leyendo -espero más seguido-.  Que tengas bonita vida... de Corazón.

Habla corazón

domingo, 7 de mayo de 2017

Con punzaditas en el Corazón

Se me pasan los días tratando de escribir algo y no logro ubicar exactamente qué quiero decir.  Quizá porque me quedé atorada en un momento triste para mí.  Uno que quiero dejar atrás, pero que de pronto vuelve a ponerse en mi garganta y me la anuda... y que luego me brota en lágrimas a la menor provocación.

Hace tiempo que hay alguien a quien yo amo que me da punzaditas en el corazón y de pronto, haciendo cosas que disfruto hacer, compartiendo mi cariño con la gente y recibiendo tanto de ellos, me hace cuestionarme si no soy un fraude total... Una noche me quedé parada frente a un cielo maravilloso, de esos que solo se ven donde te has desprendido de todo, alejado de todo y estás únicamente en la compañía del Padre; ahí me puse a pensar cómo es que la gente que me conoce tiene tan buen concepto de mí... ¿qué ven en Corazón?, ¿cómo se sienten cuando están conmigo?, ¿por qué les inspiro confianza? Me entristece que en el caso de esta persona que yo amo tanto, no alcance a ver en mí eso que llega a los demás... y que yo no haya sabido ser lo que necesitaba, lo que esperaba de mí... Me ha mostrado una indiferencia que castiga mis errores y que duele... y es por eso que mi misión en esta vida se ve tan cuestionada... Ahí, bajo esa inmensidad me vi tan poca cosa, con la moral tan baja y con un llanto ahogado.  Vaya, de haber podido, hubiera empezado a caminar y caminar y caminar... ¿hasta dónde? No lo sé.  Quería huir de eso que me dolía tanto... Me sentía el peor de los fraudes, tan incapaz... ¿Y si sólo había pretendido ser alguien que nunca he sido?  Yo pregono que amar da para todo... pues, en este caso, amar, no ha sido suficiente, porque el otro no se siente tan amado. Ahora recuerdo que yo también, alguna vez puse mi barrera de indiferencia frente a alguien que me ama y, juzgué y me sentí con todo el derecho a hacerle sentir que no me importaba. Lo peor es que esa sensación no acaba de irse...  y regresar de ese punto no es fácil.

Esa noche, junto a mí estaba alguien más... alguien que, con poco tiempo de conocerme, no entiendo cómo, me ve con tanto cariño,  y que con unos cuantos abrazos y palabras llenas de dulzura me deja pensar que no soy, quizá, esa que  mi juzgador, mis culpas y yo creemos.  Luego me di cuenta de que en el cariño y el abrazo de este ser tan especial, estaba el abrazo y al amor del Padre, para decirme en corto que sí, que el amor todo lo puede... y recordarme que hay alguien siempre al acecho que conoce mis fallas y debilidades y que siempre estará en el momento preciso para echármelas en cara, que quiere turbar mi paz y mi confianza... Pero que, por encima de todo, está Él con su amor, ternura y misericordia infinita para acompañarme en esos momentos de tentación y que pone a las personas adecuadas en los momentos precisos, como esa noche.  

Te mentiría si te dijera que eso lo supe en aquel momento... No, no soy tan inteligente.  Eso lo veo ahora... con tiempo de por medio, con vueltas y vueltas al asunto,  con las punzaditas y todo...  Incluso con el deseo de darme por vencida y fabricarme una armadura para que el corazón ya no duela... 

Para mí lo difícil es que suelo quedarme atada al pasado, me quedo en lo que ya fue, sea bueno o malo.  Hoy escuchaba como una mujer mayor, a quien admiro muchísimo, hablaba de su vida... una difícil, con una madre muy dura, con el machismo en contra, con hambre, con tiempos de adversidad.  Escucharla hablar de eso y concluir su relato con una pequeña risa... con luz en su rostro, dueña de sí y en paz, me deja con la inquietud de querer experimentar eso mismo... ese abandono total de lo que fue... y la esperanza en pleno... porque para ella no hay ataduras, ni lastres, ni asomo de rencor, dolor... no, para ella eso que vivió la trajo al presente que disfruta y comparte con alegría.

Así que, bueno, hoy por fin pude escribir algo; quizá no lo había hecho porque solo tenía dolor y frustración...  Con todo y que sigue doliendo lo que dolió... por fin pude ver la acción del Padre en todo eso y con otros ojos, le ruego que aumente mi fe, mi esperanza y no me suelte nunca... Que siga poniendo a esos seres hermosos con los que me sorprende de vez en vez, para recordarme su amor... y que sea yo, también, de cuando en cuando, instrumento suyo para dar su mensaje de esperanza a quien lo necesite.  Desde luego no soy quién para hablar de perfección, pero sí, alguien que sabe de caídas y que en ellas ha experimentado Su amor...  Y claro, oro por esa persona a quien amo, para que un día me permita demostrárselo y me llegue a ver como los demás me ven... porque en el fondo, sí soy Corazón... 

Justo hoy, es cumpleaños de uno de mis cantautores favoritos, Álvaro Fraile... y bueno, tengo una canción de él para compartirla... Aunque me veas dudar, que me viene bien en esta entrega... disfrútala...

Nos seguimos leyendo.  Que tengas bonita vida... de Corazón.

jueves, 20 de abril de 2017

Feliz cumpleaños, Corazón


Pues justo hoy, Corazón cumple 44 años de vida... y es una verdadera bendición contar cada año como un regalo... aunque algunos hayan pesado mucho y otros se hayan ido en un abrir y cerrar de ojos, es ahora cuando la madurez y la experiencia me permiten valorar lo que fue, disfrutar lo que es y ver con esperanza lo que será...



Voy más ligera por la vida... hay un millón de cosas que ya no tienen importancia para mí... y otras que son realmente indispensables. Lo mejor es que disfruto más, agradezco todo y entiendo que aún las cosas que no parecen tan buenas, son en realidad una forma de reacomodar las piezas del tablero.  No hay pérdidas.  Las lágrimas, los nudos en la garganta, las manos vacías, los abrazos que no se entregan, las sonrisas que no ves, los encuentros que no se dan... encontrarán su razón de ser y con ello puedes entender a los otros, porque sabes lo que se siente y entonces ya no cuesta abrir el corazón, entonces eres más libre para amar y agradecer.



Hace cinco años no hubiera imaginado vivir de esta manera... entonces había sobre mí una sombra muy pesada, cargaba con dolor y mucha culpa.  Hace algunos meses, justo antes de que Corazón viera la luz, entendí por qué pasé por eso... y aquí estoy: "donde va el camino voy", como dice Abel Pintos en su canción Lo que soy... 



Este día celebro la vida y todo lo que ella me regala... incluído el que tú me leas.



Te comparto mi regalo de mí para mí... Lo que soy de Abel Pintos...



Nos seguimos leyendo.  Que tengas bonita vida... de Corazón.

jueves, 30 de marzo de 2017

Hay días y días...

Hay días y días... no sé por qué, pero a veces me cuesta más ser y estar.  Me abruman cosas, me siento saturada y de pronto me parece estar en una escena de película, de esas donde el protagonista se mueve lento y todo lo demás va demasiado rápido.  Luego viene una caída de ánimo, como si necesitara un silencio que no se puede dar... aún estando a solas.  En cambio están mil ideas dando vuelta y no todas son tan lindas... pero, pues son mías y como tal las voy tratando -y a veces ignorando.  He aprendido que hay una especie de ciclo (algunos dirán que son las hormonas), en el cual voy pasando por etapas de mucha felicidad, de paz, de indiferencia, de inquietud, de desánimo... y voy sabiendo cómo llegan y las razones que las detonan... especialmente, voy entendiendo que son pasajeras.  Conocerse es sentir en libertad.  Lo mejor es que en todo momento el Padre Bueno sale a mi encuentro y a través de Su Palabra o de personas cercanas, me llena el alma de Esperanza y de Amor.  

Cuánto agradezco las muestras de cariño que son caricia para mi corazón.  Esas personitas que me regalan un abrazo cálido o que me hacen saber que les hace bien mi decir o mi hacer... no tienen idea de que también ellas llegan en el momento justo a mi vida.  En eso está la mano amorosa del Padre, que sabe cuánto lo necesito y me hace sentir su presencia en esos hermosos detalles...

Hay días y días... pero en todo momento Su Amor está... 

Hoy te comparto una hermosa canción de Abel Pintos... Arder en Libertad; me parece una letra hermosa y me topé con este video que la ilustra de maravilla... espero que la disfrutes.


Nos seguimos leyendo.  Que tengas bonita vida... de Corazón.

miércoles, 22 de marzo de 2017

Coincidir porque somos uno

Estoy en una etapa de mi vida en la que busco las coincidencias.  En otro tiempo, me desmarcaba. En otro momento, veía qué me separaba del resto y eso hacía que me aislara, que redujera a la mínima expresión el grupo de personas con las que me relacionaba abiertamente.  De pronto he caído en cuenta de que eso no me trajo más que cierto vacío y me imagino que, en otra proporción, es por eso que el mundo está como está.

La mayoría del tiempo optamos por ver las diferencias, los errores, las fallas... nos preocupamos tanto por no ser "igual" que los demás, y en eso coincidimos.  Si hablamos de razas, de credos, inmediatamente buscamos lo que nos diferencia del resto.  Hacemos bandos y segregamos.  Eso solo nos ha dejado discusiones inútiles y guerras sin fin.

Por qué no celebrar las coincidencias.  En primer lugar somos seres humanos, en eso coincidimos todos y sí, somos hijos del mismo Dios aunque haya muchas formas de llamarlo y otras de negarlo, pero Él es... y en Él coincidimos, también.  Todos necesitamos lo mismo para vivir:  aire, agua, alimento... y todo lo obtenemos del mismo lugar:  la Tierra.  Si somos iguales, por qué algunos tratan de destruir lo que nos mantiene vivos, buscando algo que nos separa:  el poder.

Aquí, en corto... me he dado cuenta de que soy tan parecida a la gente que me rodea en la medida en que empatizo con ella.   Disfruto lo mismo que mis personas; por algo somos cercanos. Deseo lo mismo que la mayoría de la gente que conozco: vivir en paz, con bien y en un ambiente armonioso.  Logro conmoverme con una buena canción, o las palabras profundas de un poeta, lo mismo que alguien en otro lugar del mundo. Busco lo mismo que cualquier ser humano: ser feliz.  

Concluyo que todos coincidimos, pero que a veces se nos olvida porque nos han sembrado la idea de que debe haber uno mejor que los demás... uno que se diferencie del resto y sea especial... y, en eso está ocupada la atención de la gran mayoría:  buscando ser el único.

Por mi parte, me propongo seguir coincidiendo... podré no estar de acuerdo con todo lo que pienses, pero siempre habrá algo que comparta contigo y de eso me valdré para respetarte y verte como alguien a quien apreciar.

Me encanta la canción "Somos Uno" de Axel y Abel Pintos... hoy te la comparto, ojalá la disfrutes.



Nos seguimos leyendo.  Que tengas bonita vida... de Corazón.

lunes, 20 de marzo de 2017

Se trata de vivir... de vivir feliz

Hay dos maneras de ir por la vida... una, agradeciendo y otra padeciendo...
La vida se trata de vivir, y vivir feliz.  No como algo forzoso ni forzado... Sino como una muestra de agradecimiento por la vida misma y por todo lo que en ella nos toca experimentar. Claro que hay momento para todo... incluso para sentirse triste, enojado, melancólico... porque es parte de vivir, y es parte de nosotros la capacidad de experimentar todas las emociones... eso es bueno, eso es bendición... Lo importante es que a medida que demos el espacio justo a eso que nos lleva hacia abajo, también lo vayamos soltando, para ir hacia nuestro mejor estado: la gratitud... 
En algún lugar leí, algo así: "¿Y si yo no quiero ser feliz? ¿Qué hay si yo quiero ser desdichado?"... "Pues sé desdichado si eso te hace feliz..."  A veces me pregunto por qué la gente se empeña en ir por el camino pedregoso... pero bueno, hay quien disfruta ir sintiendo las piedras...
Te comparto esto... lo escribí hace algunos años... y hoy tiene mucho más sentido para Corazón:
"Muestra tu felicidad y compártela. Date la oportunidad de hacer cosas que te proporcionen instantes de paz, de gozo, que te permitan valorarte a ti mismo como un ser feliz.
No conozco mayor felicidad que sentirse amado, y es maravilloso confiarte al Amor Perfecto de Dios. Si además te permites disfrutar del amor imperfecto de quienes amas... tienes motivos suficientes para experimentar felicidad.
Fíjate en los pequeños detalles que la Vida te regala, un viento fresco, el aroma del café, el sabor del chocolate, una puesta de sol, una luna colgada entre estrellas, personas cálidas. Agradece las sonrisas y los abrazos y entrégate a ellos sin temor.
Rodéate de gente positiva y ofrece tu buena actitud a quienes no alcanzan a ver el lado amable. Puede ser que no desaparezcan los problemas ni las dificultades, pero pasar por ellos con una sonrisa y buena actitud, aligeran en gran medida lo que tengas que enfrentar..."
Nos seguimos leyendo. Que tengas bonita vida y un Feliz Día Internacional de la Felicidad... De Corazón.

martes, 28 de febrero de 2017

En los días difíciles... Tú me salvas

Hola de nuevo... aquí Corazón reportándose.

No me ha sido fácil tener el espacio (aunque tenga el tiempo) para sentarme a ordenar mis pensamientos y todas las cosas que han pasado últimamente, no a mí... sino a mi alrededor.

Han pasado cosas tristes, de esas a las que nadie quiere enfrentarse.  Personas que estimo, sufrieron la pérdida de sus madres... otros acompañan el sufrimiento de seres queridos muy enfermos... o ellos mismos llevan a cuesta una enfermedad que les representa dolor y desgaste... hay incluso quien no sabe dónde está un miembro de su familia.  Desde luego, está quien libra luchas cotidianas porque los gastos siempre superan los ingresos, más aún si el trabajo escasea.  Bueno... hay tantos y tantos motivos para sentirse abatido.  He tratado de ponerme en los zapatos del otro y la verdad, es que pocas son las situaciones difíciles en las que me puedo imaginar cómo la pasan... en otras, definitivamente, no sabría cómo reaccionar.  Debe haber alguien en quien descansar todo el peso que llevan a cuestas... alguien que le de sentido al sufrimiento... y ese alguien solo puede ser Dios.

Dios, su amor, su ternura y su misericordia son todo lo que puede sostener a quien atraviesa la tempestad.  Las cosas no se arreglarán mágicamente... aunque para Él no hay imposibles.  Pero creo que su mayor obra es que el amor haga lo suyo.  Aunque haya silencio, de ese que ensordece... seguramente habrá un abrazo, de esos que acomodan el alma... Aunque no alcances a ver la luz, porque todo es oscuridad... seguramente habrá una mano tendida para ti, que te levante y te guíe.  En esos pequeños detalles Dios se hace presente... en esas personas que están ahí para ti, Dios te abraza y te tiende la mano.

Realmente quisiera poder hacer algo para remediar las situaciones difíciles... la verdad es que a veces no puedo ni con las mías.  Entonces, confiada en Su palabra y sabiendo que Él siempre estará, elevo una plegaria por ti y por mí... para que en todo momento nos sepamos amados y acompañados; para que aumente nuestra Fe y prevalezca la Esperanza de que el Amor es más fuerte que cualquier prueba.

Hoy te abrazo fuerte y tiendo mi mano... 

Con esta canción de Álvaro Fraile, siempre me siento acompañada... te la comparto.


Nos seguimos leyendo.  Que tengas bonita vida... de Corazón.

miércoles, 15 de febrero de 2017

Los amigos, reflejo del amor de Dios

Qué bendición contar con amigos...

A lo largo de la vida, nos vamos relacionando con personas que resultan afines a nosotros, aunque las personalidades sean muy distintas. Puede ser que compartamos la misma visión de la vida, que nos llenen las mismas cosas, que disfrutemos -o no- lugares, momentos... En el fondo, lo que nos mantiene cerca es que en ese otro ser nos reflejamos en nuestra mejor versión.  Para el resto del mundo, incluso para la familia, podremos estar llenos de defectos y ser, hasta cierto grado, desagradables e intolerables. Pero para alguien que coniciéndonos tal cual somos y, aún con lo que proyectamos al mundo, permanece... puedo asegurar que somos una de las mejores cosas en su vida; y ellos lo son para nosotros.

Hubo un tiempo en que me relacionaba con la gente amarrando en corazón, creyendo que así me protegía de ser lastimada... analizaba, pensaba y repensaba para darle entrada a alguien a mi fortaleza... y, quizá estuve ahí para escuchar y acompañar, pero no me confié, iba con mis cosas y mis propias fuerzas porque, aunque consieraba a mis amigos dignos de confianza, era en mí misma en quien no confiaba, yo era mi peor juez y no me sabía capaz de experimentar el cariño incondicional. No se lo recomiendo a nadie.

Definitivamente, en los momentos más difíciles de mi vida, alguien llegó y me demostró que podía llorar en su hombro y  descansar el alma en un abrazo... desde luego hablar, hablar y hablar para ser escuchada sin reproches ni recriminaciones... experimentar eso fue algo maravilloso, ahora sé que Dios estuvo ahí... y me regaló esa sensación a través de mis amigos.

Es bendición, al menos en el caso de Corazón, poder bajar la guardia, sentirme vulnerable, abrir el alma y saberme libre de expresar lo que pienso y siento... confiarme en el otro, segura de que no corro riesgo de ser juzgada y, más bien gano la invaluable escucha y el cálido acompañamiento de otro ser humano que, a su vez, deposita en mí su propia vulnerabilidad... Ahí, creo yo, el amor de Dios se manifiesta en todo su esplendor... Los amigos son el reflejo de Dios en nuestras vidas; su compañía es la promesa de Dios de permanecer siempre a nuestro lado.  Una vez más gracias a mis amigos por estar y permanecer...

Ojalá que tengas la dicha de contar con amigos y, ser tú, un amigo para alguien.

Nos seguimos leyendo.  Que tengas bonita vida... de Corazón.