domingo, 25 de septiembre de 2016

El silencio de Corazón

A alguien muy querido le aprendí la costumbre de escuchar el silencio de la madrugada.  Cuando todo está callado y te quedas parado en medio de la quietud del mundo y ves hacia el cielo y caes en cuenta de su inmensidad, y te percibes pequeño, mínimo, entonces el silencio te habla y, no hay nada tan ensordecedor como el silencio.

Ahí, en el silencio, estás indefenso y a merced de lo primero que te llame. Es entonces cuando se apresuran los miedos y las culpas a hablarte a los gritos o con voz dulce te susurra al oído el amor y te invade la paz.  Es en el silencio que tu voz interior te dice aquello que por el ruido del mundo no alcanzas a escuchar (o, a veces, no quieres escuchar); es ahí cuando te encuentras de frente contigo y más te vale prestar atención a aquello que tienes que decirte.

Es bueno, de vez en cuando, hacer ese ejercicio... practicar el silencio. En estos tiempos, es cada vez más difícil conseguirlo.  Tantos medios de comunicación: pantallas, reproductores de música, teléfonos celulares, tabletas, laptops, etc., todos repletos de información, de trivialidad,  juegos, música, videos, programas, series... ruido, ruido y más ruido... Todo eso nos mantiene distraídos de nuestro silencio.  Permanecemos en una constante evasión del encuentro con nuestro interior, tal vez porque no nos sentimos tan cómodos con aquello que nos tenemos que decir.

De a poco, Corazón va disfrutando más del silencio... ahí es donde mejor escucho a  Dios, y mi interior tiene oportunidad de hablarme; aunque a veces no me guste tanto lo que tengo que decirme. Otras veces me hablo bien, logro reconciliarme y hacer pequeños pactos conmigo misma para vivirme mejor. 

A ti ¿qué te dice el silencio?  ¿Lo dejas llegar a ti? Si no es así... te invito a que lo hagas y te sorprendas con todo lo que escuches en él.

Antes de hacer silencio, te invito a escuchar esta canción:  De solo vivir, de Abel Pintos. Porque a veces cuesta "ponerse sincero en voz alta"... Disfrútala.


Nos seguimos leyendo.  Que tengas bonita vida... de Corazón.

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