Hay una tristeza más grande que la propia tristeza... es la tristeza de quien amamos. Con la tristeza propia, uno se mide, uno le reta y mal que bien, pues la sobrelleva. Pero la tristeza del que amas, esa no depende de tu fuerza, ni de tu voluntad y no puedes retarla, ni darle pelea. Esa batalla le corresponde al otro y es muy duro ver que por más ánimos que tú des... la tristeza se aferra a quedarse.
Fotografía: Mahqui Carrillo
Ojalá Corazón pudiera tener un gran borrador de tristeza para librar a quienes amo de ese trance, pero no existe tal. Lo único que puedo hacer es orar por ellos. El gran restaurador es y será Dios; no hay más. Dicen que es muy fácil hablar bien de Dios cuando no hay dificultad, pero a nadie le escuchas hablar así de Dios en los días en que todo parece ir mal. Yo me he propuesto hacerlo. A pesar de que en mi vida tengo la bendición de tener paz, experimento una profunda tristeza porque a alguien a quien amo no le va del todo bien. Sé que Dios está ahí y, aunque esté en silencio, está atento a su dolor y no le abandona. Quisiera tener una voz fuerte que retumbara en su alma para dejarle el eco de un: "Todo irá bien. Dios está." y ponerle soles a sus días nublados. Creo firmemente que en todo hay un bien pero nos hace falta creerle a Dios. Aquello que agobia, que no parece tener solución, que hunde, en realidad es un instrumento para crecernos en la fe, porque somos privilegiados los que hemos caído por tierra, que nos hemos perdido, que hemos sido lo peor, lo enfermo, lo bajo... porque Él que es todo luz, amor y misericordia se inclina hacia nosotros, nos levanta y lleva a cuestas inconscientes de tal magnanimidad...
Claro que ahora no lo puede ver de esa manera... pero yo sí, y con esa confianza en Dios, hoy oro con todo mi amor y mi fe por este ser amado. Sé que la luz llegará y que disipará las nubes grises y volverá a ver el horizonte que anhela alcanzar. Todo es cuestión de paciencia y fe. Ojalá me ayudaras con un pensamiento de luz para esta causa y si algún día necesitas algo... de Corazón te digo que aquí hay alguien dispuesta a orar por ti.
Nos seguimos leyendo... Que tengas bonita vida... de Corazón.
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