El día de hoy se fue volando. No es que hiciera muchas cosas, más bien estuve dispersa. Me empeñé en buscar un momento a solas con Corazón pero no lo encontré; hoy estuve con mis personas. No fue un día especial ni grandioso. Fue un día más bien de esos en que no encuentras tu lugar. Y como que nadie encontraba su lugar en casa hoy. Íbamos y veníamos, subíamos y bajábamos con pocas sonrisas. ¿Te ha pasado? Quizá sea la bendita canícula, o que todos andamos hormonales o que cada quien estuvo en sus propios asuntos... pero definitivamente no fue un día brillante. Aún así, me pude dar cuenta de que en esta ocasión, no sentí la necesidad de forzar a nadie a sonreír, o a estar alegre. No, hoy me puse en el lugar de cada una de mis personas. Vi sus circunstancias y traté de comprenderlos y acompañarlos. Estamos programados a buscar la felicidad, nos urge, la anhelamos con vehemencia. Queremos que todo esté siempre bien. Alguien nos dijo que sonreír todo el tiempo es lo ideal. Pero definitivamente, a veces nuestras circunstancias nos instan a bajar el ritmo y darle oportunidad al corazón de atravesar por momentos bajos. Y eso no quiere decir que seas un ingrato con Dios y con la vida... no, significa que hay circunstancias que necesitas analizar y cambiar para sentirte mejor, para disfrutar el viaje. Hoy no fue un día memorable... sin embargo, me dio la oportunidad de aceptar que mis personas tienen esos días... que Corazón tiene esos días y que está bien. A mí me salva saberme acompañada y comprendida por Don Corazón; hoy, además, tuve mensajes que definitivamente dibujaron una sonrisa en mi rostro... así que, después de todo, el día no fue tan bajo para mí. Así que esto es lo que hubo hoy y lo que le ofrezco en mi oración a Dios Padre. Confío en que, bajo su amparo, mañana será mejor.
¿Cómo fue tu día, lo disfrutaste? ¿Estuviste con tus personas? Espero que sí... de Corazón.
Nos seguimos leyendo. Que tengas bonita vida... De Corazón
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