Cuando estudias Física en la escuela, si no es tu fuerte, como en mi caso, a lo más que puedes aspirar es a aprenderte bien las fórmulas, medio captar la lógica de la misma y encomendarte a Dios para cuando llega el examen. Espero que los Pollitos sean mejores que yo en ese aspecto y que hayan salido listotes como Don Corazón. Yo recuerdo palabras como fuerza, peso, inercia, velocidad, etc. y no me preguntes por sus fórmulas porque a estas alturas de la vida, pues ya no las recuerdo y, aunque hace rato intenté leer alguna, la verdad es que el cerebro no dio para mucho. Lo mío, lo mío es esto, el escribir, el decir... pero hoy pensé en eso de las leyes de la física; por ejemplo, la ley de la atracción, que me quedó bastante clara: polos opuestos se atraen, polos iguales se repelen. ¿Aplica esto para la vida, es decir, para la vida interpersonal? ¿Alguien sumamente callado, podrá empatar con alguien parlanchín? O, ¿alguien demasiado activo, podrá adaptarse a alguien pasivo?
Yo, creo en los complementos, pero difiero un tanto de la ley de los opuestos... De alguna manera, buscamos compensar en el otro lo que nos falta, pero también necesitamos identificarnos con el otro y ver nuestro reflejo; de manera que podamos compartir gustos, intereses, aficiones y valores; lo fundamental, todo aquello que nos define como individuo.
Nos podemos enriquecer con la diversidad de pensamiento, pero difícilmente soportaremos que el otro sienta algo opuesto en los puntos importantes. Corazón, definitivamente encontró en Don Corazón un equilibrio; así, aunque al principio la gente nos percibía como muy diferentes en muchos aspectos como, por ejemplo, mi personalidad estructurada y su ser tan libre; coincidimos en los valores que perseguíamos: Dios, el amor, la familia, etc., es decir, nuestra parte medular como personas eran similares, así que podíamos identificarnos y, con respecto a las diferencias, complementarnos. A medida que los años han pasado (andamos pisando los 20 de casados), me he dado cuenta de que ambos hemos ido cediendo y concediendo en las diferencias para así mejorarnos mutuamente... Cuando hablo de nuestro matrimonio, siempre le doy el mérito a Don Corazón por llegar hasta donde hemos llegado. Él es todo luz, todo paciencia, todo buen humor, todo alegría... y, por acá me tocó ser la impaciente, la gruñona, la voluble... ja, ja, ja... Lo que sí puedo decir a mi favor es que me gustó tanto su forma de ser, su historia de vida, su ejemplo, que de a poco me he ido haciendo de su lado, donde veo que se vive mejor... Esto de las relaciones interpersonales no está nada fácil, pero si tienes la bendición de toparte con alguien que te haga ser mejor sin intentar cambiarte, la llevas de gane; valóralo y cuídalo.
Nos seguimos leyendo. Que tengas bonita vida... De Corazón.
Saber que alguien por allí, en alguna parte del mundo, se toma el tiempo de expresar su sentir, sus experiencias, sus anhelos, su diario vivir... resulta tan agradable al corazón. Gracias por mostrar al mundo esa parte de tí. Gracias por ir dejando huella...
ResponderBorrarGracias a ti por tomarte un momentito y pasar a leerme. Tienes un premio especial por ser la primera en comentar. Te mando un abrazo apretado.
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